Todos nosotros pedimos al menos, un deseo al año. Al soplar las velas en nuestro cumpleaños, cuando se nos cae una pestaña, cuando vemos una estrella fugaz, al tirar una moneda en una fuente… y muy de vez en cuando, alguno de esos deseos se cumple.

No deseamos cosas fáciles. Deseamos grandes cosas, cosas que son ambiciosas, fuera del alcance. Deseamos cosas porque necesitamos ayuda y estamos asustados y sabemos que, quizás, estamos pidiendo demasiado.
Aún así, deseamos. Porque a veces, uno de esos deseos, se hace realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario