jueves, 28 de julio de 2011

Sólo se trata de... amarte

Amarte,
Amarte con locura;
Amarte hasta los límites de la cordura;
Amarte hasta fundirnos en un solo ser y no saber dónde acaba tu piel y dónde empieza la mía;
Amarte hoy, sin pensar que nos depara el mañana ni la misma vida;
Amarte sólo con penetrar en mis entrañas, con el dulce tiritar de tu aliento que empaña las ventanas;
Amarte hasta el éxtasis de bailes prohibidos y palabras que llegan a mi alma, que atraviesan mi mente en el silencio de la oscura noche;
Amarte sin querer preguntar si esas palabras son ciertas o solo presunciones hechas en momentos de delirio y pasión;
Amarte de por vida aún teniendo la certeza que no me quieres en mi misma medida;
Amarte sin reservas hasta el fin de mi propia existencia, donde los sueños se hacen eternos, donde nunca mueren, donde siempre serán nuestros;
Amarte hasta los confines mismos de las entretelas de esos sueños que escondes en tu alma con tanto recelo;
Amarte hasta morir en la penumbra de un vago recuerdo que aviva mi sueño de perderme en ti;
Amarte hasta entregarme al más oscuro de tus inquietos sueños y ocultos deseos;
Amarte hasta caer rendida a evidencias tan hermosas como son tus ojos, tus labios, tus besos...;
Amarte hasta permanecer exhausta sin respirar en el candor que me envuelve al sumergirme en ti;
Amarte hasta oír la vida pasar tibiamente por tu cuerpo y el mío mientras la noche nos atrapa en el sudor eterno de su tranquilidad;
Amarte hasta escuchar pasar tu corazón lejano de madrugada y asustarme por la sombra de tanta intimidad;
Amarte hasta sorprendernos temblando de pasión, llenos de instinto mal disimulado, agradeciendo tu cuerpo entre las sábanas como un sueño que acaba de llegar;
Amarte hasta sentir pánico de besarte al azar y  mostrarte estas palabras que resumen mi vida y mi forma de amar;
Amarte hasta no poder darte más que esta tristeza lírica y esta pasión de ser desalentada que consume mis ansias de poseerte cuando no estás;
Amarte hasta sentir ese grito desesperado que acude sin petición y sonríe a mi desgracia que se revela y flaquea y me arranca el alma;
Amarte hasta que el eco inaudible del palpitar de nuestros corazones se impregne de la ternura que desprende tu mirar;
Amarte hasta desgastar el tiempo y aprovechar hasta el último segundo de nuestra presencia en este mundo; 
Amarte hasta sentir retazos de tu ser en cada exhalación, en cada suspiro, en cada anhelo, en cada sueño que se escapa por los poros de nuestras pieles juntas al amanecer;
Amarte hasta quedar enredada en tus brazos, despertar rodeada de ti y comprobar que los momentos vividos fueron algo más que un sueño de mi corazón deshecho;
Amarte hasta que dejen de doler mis penas que se pierden en uno sólo de tus besos y se curan con el roce de tus manos sobre mi espalda cuando me amas;
Amarte hasta dar mi vida por saber que piensas cuando te vence el sueño y la vigilia retiene mi espíritu en este cuerpo que sigue pensando en una noche más a tu lado;
Amarte hasta que se obre poco menos que un milagro que te traiga hasta mi, para quedarte siempre aquí, para amarme como yo te amo a ti;
Amarte así, de mil maneras distintas, en mil palabras sentidas bajo el dulce manto que hoy cubre nuestras vidas sabiendo que mañana, vivir sin amarte no podría.



jueves, 14 de julio de 2011

Ahora está mejor

Sólo dos acordes consiguen llevarme tres años atrás, y como si nada hubiera pasado, como si el tiempo no hubiera transcurrido, como si nada malo hubiera ocurrido.... todo quieto, todo parado, todo estático solo esperando mi vuelta... y vuelvo, siempre vuelvo, pero sólo por unos instantes, lo suficiente para saber que he de regresar, que no he de detenerme en un pasado que no tiene futuro…

Basta. Basta, no puedo más, esos recuerdos que no te abandonan nunca, nunca.

Basta. Estoy fuera, de los recuerdos, del pasado, pero también estoy perdida. Antes o después todo lo que has dejado atrás te alcanza. Y las cosas más estúpidas, cuando estás enamorada, las recuerdas como las más bonitas porque su simplicidad no tiene comparación. Y me dan ganas de gritar, en este silencio que me hace daño.

Basta. Déjame. Ponlo de nuevo todo en su sitio. Así, cierra, con doble vuelta de llave en el fondo del corazón. Allí, en aquella esquina, en aquel jardín. Algunas flores, un poco de sombra y después dolor. Ponlos allí, bien escondidos te lo ruego, donde no duelan, donde nadie pueda verlos, donde tú no los puedas ver.

Eso, otra vez enterrados. Ahora está mejor, mucho mejor.