lunes, 28 de marzo de 2011

La noche que casi no terminó

Ella: - ¿Y si hoy no amanece?
El: - Entonces esta noche no acabaría nunca y se cumpliría mi deseo.
Ella: - ¿Qué deseo?
El: - El que pedí al apagar las velas.
Ella: - ¿Conque era eso? ¿Para qué me lo dices? Ahora no se cumplirá.
El: - ¿Quién sabe? Pero sería precioso. Dormiríamos la siesta a la luz de la luna.
Ella: - Sería un bonito regalo de cumpleaños de parte del Universo.
El: - No creo que yo le importe mucho.
Ella: - Nadie le importa.
El: - Entonces amanecerá.
Ella: - Mejor, así podré violarte con la primera luz del día.
El: - ¿Te sientes capaz de esperar?
Ella: - ¡Claro que sí! No creas que mi deseo por ti es más fuerte que mi voluntad. ¡Serás creído!
El: - Algo debía sacar de tus continuos abusos de mi cuerpo. En lugar de lamentarme, me sube el autoestima.
Ella: - Ya te veo, torturado y maltratado, obligado a follar conmigo cada dos por tres. Se te nota la cara de agobio. No se como puedes soportarlo, pobrecito.
El: - Es que algunos nacimos para ser mártires. Algunos tendrán que sufrir tu acoso y pasarlo mal para que el universo se equilibre mientras otro disfruta estudiando y aprendiendo matemáticas. La aventura del saber.
Ella: - Deberían ponerte un monumento.
El: - Deberían.
Ella: - Pero si quieres yo lo dejo, no quiero que seas un mártir involuntariamente.
El: - Pues... agradezco tu preocupación, pero el equilibrio del universo es muy importante, me siento capaz de llevar ese peso a mis espaldas.
Ella: - Que heroico.
El: - Soy tu héroe.
Ella: - Eres mi esclavo.
El: - ¿Y qué diferencia hay?
Ella: - Que también eres mi esclavo de día, los superhéroes actúan por la noche.
El: - Yo soy un superhéroe a jornada completa.
Ella: - Entonces ya es hora de que trabajes.

Y en ese momento, amaneció.